Como no, la lavanda nos sana las heridas físicas y psíquicas. Equilibradora por excelencia barrera firme y al mismo tiempo amorosa entre el alma hipersensible y el mundo. Sanadora profunda, suave como la caricia de una madre y al mismo tiempo fuerte luchadora, nos brinda protección desde el Ser, pues se adapta a la situación a sanar y la regula. Aes importantísimo, personalmente creo que es el que más uso, suele formar parte de muchas de las sinergias que elaboro. Desde desinfectar un ambiente y proporcionar un aroma agradable y tranquilizador, a uso tópico, heriditas, quemaduras, abcesos, dolor físico y psíquico. higiene íntima. Ataques de ansiedad, insomnio, necesidad de limpieza interna/externa…
Es el aceite esencial más completo, con el solo ya tenemos un remedio todo terreno.
Autora: Marta Sales
Maravillosa sabiduría pura de Marta Sales en uno de los ejercicios del
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Sublime Marta, muchísimas gracias por compartir tu voz con todos nosotros!
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