Esencias Alquímicas Femeninas

La que sabe, la que es, la que entra bien despacio, la que ha ido más abajo y ha vuelto a renacer. La que sueña, la que es dueña, la que todo puede ver, en el día, en la noche, en el bello amanecer. La que canta, la que baila, la que alumbra su querer, la que sigue su camino, el que ha de recorrer. La que alumbra, la que vislumbra, la que no se deja convencer, la que en sueños describe el futuro del ayer. La que camina, la que bucea, la que nada y emerge otra vez, la que se zambulle en lo profundo de su ser. La que anhela en el misterio lo que ha venido a traer. La que acoge, la que deja, la que vibra en armonía, la que se hunde en el descanso que su Luna va buscando. La que siente, la que oye, la que susurra lo que conoce. La que ama sin cesar y en el presente tiene lugar. La que fue, la que es, la que será, la que vive aquí y más allá. La que conecta con la Verdad Universal. La que sigue su melodía, la que sintoniza con la luz del día, la que abraza la oscuridad de la noche, la que en magia convierte cada momento siguiendo su profundo sentimiento. La que ahora y la que después, igual no volverá a ser. La que alivia y acompaña, la que nunca a ti te engaña. La que sabe lo que es, la que acoge a la que ve, la que muchas es a la vez, la que Luna y una es. La que abriga y la que refresca, la que vive la vida incierta, la que a la muerte la mano da, sabiendo que siempre allí está. La consejera, la valiente, la que nunca vive ausente. La que desaparece, la que cuida sus auténticas maravillas. La que es misterio, aventura, cuya verdad a otros apura. La que sigue su sendero sin perder lo que es certero. La que amanece y anochece sintiendo como la tierra en ella crece. La que se deja sostener por el cielo que la ha visto nacer. La que da forma a las nubes y alimenta a los peces. La que en el océano se adentra sin temor a lo que encuentra. La que en vida y verdad sólo puede caminar. La que es alquimia, la que es poesía, la que es magia que nunca se olvida. La que aúlla, la que grita, la que a su naturaleza salvaje no doméstica. La abuela, la madre, la hija, la hermana, la que es vínculo y apego y aquella totalmente desapegada. La que habla, la que calla, la que vive enamorada, de su vida, de su ser, de lo que nadie podrá deshacer. La que aprende, la que enseña, la que siempre es su dueña. La que vino, la que se fue, la que comunica con los que fueron ayer. La que ancestros dieron a luz para que viviera en plenitud. La que abraza sus raíces y lo que tuvo lugar para poder así realmente despertar. La una, la dos, el siete y el amor. El doce, la Diosa, la Virgen en la que todo reposa. La presencia total del Ser, la ausencia total del querer. La que acoge lo que es, sabiendo que no volverá a ser. La que mira en lo profundo sintiéndose dueña del mundo. La que acalla los rumores y los benditos y sabios temores. La que abraza su sombra y con ella crece, sabiendo que en su alma así florece. La que cae y se levanta, la que nada a ella espanta. La que confía y sigue adelante consciente de lo realmente importante. La que ama y permanece, dándose lo que se merece. La que es sabia, la chamana, la que nació una mañana. La que sabe quién ES, la que puede renacer, la que vive en plenitud pariendo su verdadera luz. La magia, camino de vida, la muerte cercana escondida.

Autora: Guadalupe Palacín

Alquimia pura de Guadalupe Palacín en uno de los ejercicios de conexión con nuestra Chamana Interior del curso online Esencias Alquímicas Femeninas 1
granDiosa Guadalupe, muchísimas gracias por compartir tanto con todos nosotros!



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